Formación, educación y meritocracia como mecanismo de impulso hacia la igualdad.

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La desigualdad tiene diversos rostros. Podemos hablar de desigualdad entre países en el acceso a las vacunas, desigualdad de condiciones laborales en los inmigrantes o desigualdad educativa en los millones de niños refugiados. Estas son solo algunas de las caras con las que la desigualdad se inserta en nuestra sociedad.


Quiero emplear este post para hablar de la desigualdad de género en el ámbito laboral, pongamos en el rostro de la desigualdad a las mujeres.
Javier Calderón, presidente de la CEOE exponía que desde la organización empresarial no se cree en cuotas, se cree en la formación y la meritocracia como método para conseguir la igualdad de oportunidades entre hombre y mujeres. Nos hablaba sobre programas de formación de dirección empresarial dirigidos a mujeres, que conseguían con éxito que las alumnas promocionaran en sus puestos de trabajo.


La sostenibilidad y la igualdad hay que empezar a trabajarla desde un punto de vista interno en las empresas. La CEOE es una organización donde el más del 50% de puestos de dirección es ocupado por mujeres, algo me dice que sus prácticas son acertadas.
Cuantifiquemos la desigualdad:
• Según datos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, entre 2017 y 2018 el porcentaje de mujeres estudiantes de ingeniería era menor al 10%.
• El informe ‘Women In Business’ realizado por la consultora Grant Thornton (2020), los cargos de responsabilidad directiva en España están ocupados por mujeres en un 34%.
On The Edge I

Creo mucho en la lucha por la igualdad desde “dentro”, somos nosotras las encargadas de romper el techo de cristal. Somos nosotras quienes tenemos que cambiar los números. Como mujer, con mi formación contribuí en ese 10% de alumnas de ingeniería. Como persona con ambición, aspiro a cambiar ese 34% mediante formación y mérito propio.


Las empresas, por iniciativa propia o por exigencias del consumidor (no tienen alternativa), deben asumir un compromiso a favor de una sostenibilidad integral: económica, ambiental, social y ética.
En la lucha por crear un tejido empresarial Business friendly, Antonia Sajardo nos hablaba de la economía colaborativa. La economía colaborativa se presenta como una marea sociocultural que pretende generar a los individuos unas relaciones sostenibles y un uso mucho más eficiente de los recursos. Se autoproclama como un modelo económico alternativo, que invita a generar una nueva modalidad de consumo colaborativo.
Este modelo propone una vuelta de tuerca a la manera de compartir, de comercializar servicios. Podríamos pensar en empresas como Airbnb, Uber o Wallapop, que usan plataformas virtuales que permiten el intercambio de servicios, recibiendo a cambio una tasa. Estos modelos de negocio irrumpieron con fuerza en el mercado, cambiando la concepción del intercambio de servicios en sus respectivos sectores.


çEl fácil acceso a dispositivos móviles y las redes sociales, han sido mecanismos de impulso de la economía colaborativa. Los consumidores confían en este tipo de plataformas para realizar el intercambio de servicios e influyen en las decisiones de compra de otros consumidores a través de redes sociales.


Los procesos que engloba la economía colaborativa tienen lugar en un entorno que promueve la sostenibilidad y la igualdad.

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